Un radar móvil instalado el viernes en pruebas en el acceso centro de la A-52 a Ourense prolongó su efecto disuasorio por las redes sociales.
«En la salida de la autovía hacia Ourense Centro, en la pronunciada bajada limitada a 40 km/h, acaban de poner un radar fijo. Al loro. Caen como moscas. Saludos». El mensaje empezó a circular el viernes a mediodía por WhatsApp. Acompañado de foto, en muchos casos, porque en efecto durante unas horas estuvo instalado un radar en ese tramo de conexión de la A-52 con el centro urbano. Es el más utilizado. El sábado, el domingo, e incluso ayer, cuando del radar poco más queda que la foto de recuerdo y el tembleque de quien se hubiera enterado tarde y hubiera pasado a más velocidad de la deseable, la «noticia» ya había saltado del WhatsApp a otras redes sociales, sin freno y sin control, claro.
En ese mundo virtual que nos devuelve el teléfono inteligente siguió el radar con vida y en la A-52, aunque a saber dónde estuvo de verdad durante el fin de semana. «Es mentira», decía el sábado a sus contactos el integrante de un grupo de esa aplicación de mensajería multiplataforma, como dice la Wikipedia que es WhatsApp. «¿Seguro?», preguntaba el informador. «É fácil de averiguar: pasas a oitenta kilómetros por hora, e en poucos minutos saímos de dúbidas», terciaba un tercero. Fin de conversación en el grupo, pero no en general, pues el mensaje siguió difundiéndose. Y seguirá, probablemente, con un eco de efecto disuasorio -en cuanto a velocidad- que resultó muy evidente el fin de semana. Como si todo el mundo tuviera WhatsApp. Hasta se podía sospechar que el mensaje hubiera salido de Tráfico, o de la Guardia Civil. Pero no.
Eficaz en doble sentido
La realidad es que el viernes se hicieron pruebas con ese radar móvil. Se instaló para probarlo y comprobar su eficacia en doble sentido de circulación. No porque ese lugar figure entre los candidatos a tener un radar fijo. No es lugar especialmente conflictivo, sin accidentes de gravedad, por lo que no figura en los planes de Tráfico, ni es tampoco una prioridad desde el punto de vista de la prevención. Las urgencias y las preocupaciones están en otros lugares.
Estuvo en pruebas el radar de la imagen durante unas horas. Su perfil se hizo familiar en las redes sociales. Ni se instaló para dejarlo allí, ni, como tantas veces se dice, se trataba de recaudar («caen como moscas», alertaba el mensaje). Funcionó, pese a todo, como señal de alerta.